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Tema: La historia de la Volvo Ocean Race

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    Predeterminado La historia de la Volvo Ocean Race.- Quinta edición, 1989-1990 (II)

    Volvo Ocean Race, Quinta edición, 1989-1990 (II)

    Southampton - Punta del Este - Fremantle - Auckland - Punta del Este – Fort Lauderdale - Southampton

    Ganador División A: Steinlager 2
    Ganador División C: Equity & Law II
    Ganador División D: L’Esprit de Liberté
    División Crucero: Creighton’s Naturally

    Etapa 4: Auckland - Punta del Este.

    Las preocupaciones por las aglomeraciones en el puerto de Auckland se hicieron realidad cuando el palo de mesana del The Card se enredó con el mástil de uno de los barcos que contemplaban la prueba y se rompió. El patrón Roger Nilson decidió tirar el palo por la borda y continuar navegando como si fuese un balandro. Por increíble que parezca, el plan funcionó durante un tiempo, ya que el nuevo aparejo respondió a la perfección a los vientos suaves del cabo Colville y la embarcación tomó la delantera.

    Lamentablemente, la alegría no duró mucho. Los maxis neozelandeses encontraron su ritmo de navegación habitual justo antes de sustituir las gorras por pasamontañas y volvieron a colocarse en cabeza cuando se acercaba el océano Antártico. El Rucanor Sport, el barco belga de Bruno Dubois, tuvo que retirarse y volver a Auckland tras colisionar con una ballena y sufrir desperfectos en la pala del timón. Mientras tanto, el Maiden empezaba a parecer una enfermería de campaña. Primero, un golpe de la botavara dejó inconsciente a Mikaela von Kuskull y después una enorme ola lanzó a Michelle Paret contra la caña. Claire Russell, la médico de a bordo, sujetó a Paret a una litera con unas correas y la mantuvo así cuatro días.
    Cuando el Steinlager 2 y el Fisher & Paykel doblaron el Cabo de Hornos con sólo cinco millas de diferencia, Brad Butterworth, el jefe de guardia del Steinlager, confesó por radio a Dalton que contaban con otro miembro en la tripulación. Sowry y Quilter escribieron: “Tras un momento de silencio y estupor en el Fisher & Paykel, Brad les contó quién era nuestro "extra". Durante su estancia en Auckland, Peter recibió la visita de los familiares de un navegante llamado Frederick Thomas Chapman, recientemente fallecido. Chapman había rodeado el Cabo de Hornos en 1924 a bordo del bergantín Garthneill, y su familia nos pidió que esparciéramos sus cenizas durante nuestra travesía. No tardamos en apodarle “Dusty” (“Polvo”) Chapman y en considerarlo un miembro más de la tripulación".

    La cosa se puso mucho más seria cuando, pocos días después, todas las embarcaciones recibieron un mensaje terrible. Provenía del operador del radio del Martella, el cual, presa del pánico, pronunció las siguientes palabras: “Mayday. Mayday. Nuestra quilla se está desprendiendo”.

    Después llegó un informe de latitud, seguido de un silencio. De hecho, el operador salió por la escotilla instantes antes de que el Martella volcase por completo y dejase a la tripulación sobre el casco. El Merit y el Charles Jourdan llevaron a cabo una increíble operación de rescate.

    Blake se puso sus calcetines rojos de esquí de la suerte y se preparó para otra batalla con el Fisher & Paykel hasta llegar a Punta. El viento de 55 nudos que sopló durante las últimas 100 millas de la travesía aceleró la llegada. Por cuarta vez consecutiva, el Steinlager 2 cruzó la línea de meta en primer lugar dentro de la División A, esta vez con sólo 21 minutos de diferencia.

    En la División D, la incapacidad de Paret costó la primera posición en la clasificación general a las chicas del Maiden. Cuando arribaron a Punta en tercer lugar, el L’Esprit de Liberté les sacaba 17 horas de ventaja.

    Etapa 5: Punta del Este - Fort Lauderdale.

    Fort Lauderdale se había incluido en el recorrido en un intento de la organización por aumentar la popularidad de la regata en Estados Unidos. Para las tripulaciones, la realidad llegó en forma de días largos, aburridos y abrasadores con vientos variables, aunque la multitud de bromas y payasadas que hubo desde la escala de Punta mantuvieron la moral alta.

    El Rothmans de Lawrie Smith optó por un rumbo más al este y lideró la etapa durante gran parte del recorrido hasta los Doldrums, la zona de calmas ecuatoriales. Llegó a disponer de una ventaja de 100 millas, pero se evaporó en un abrir y cerrar de ojos cuando un repentino frente llevó en volandas a las embarcaciones que navegaban al oeste del Rothmans, incluidos los dos barcos neozelandeses.

    Martela

    Para el navegante de Smith, el inglés Vincent Geake, no fue ninguna sorpresa que el Steinlager 2 fuese tan superior durante toda la edición. “Peter Blake y los neozelandeses del Steinlager 2 dominaron la regata y ganaron todas las etapas”, recordaría más tarde en Life at the Extreme, el libro oficial de la regata 2005-06. “Pierre Fehlmann, a bordo del Merit, lo predijo incluso antes de cruzar el Golfo de Vizcaya en la primera etapa. Nos llamó por VHF y dijo: “El Steinlager 2 acaba de adelantarnos. ¡Navega un nudo y medio más rápido que nosotros y se dirige hacia vuestra posición!”.

    El resto de la etapa fue cosa de dos. Blake se alzó con la quinta victoria de etapa en la División A, con 34 minutos de diferencia sobre Dalton. Su recompensa fue una hamburguesa de casi un metro y medio cocinada para la ocasión por un restaurante local, que mantuvo ocupada a la tripulación del Steinlager 2 durante las cuatro horas que tardó Smith en atracar. En cuanto al Maiden, un error de navegación les hizo quedar por detrás del Rucanor y L’Esprit, por lo que lograron una decepcionante cuarta plaza en la División D.

    Durante la escala, que duró 30 días, se empezó a hablar del futuro de la regata. En un congreso dirigido a participantes, diseñadores, jueces de regata, patrocinadores y periodistas, surgió el tema de la viabilidad y la voluntad de crear una nueva clase de embarcación. El concepto de diseño, que acabaría convirtiéndose en el Whitbread 60, se consideró polémico en un principio porque suponía acelerar la navegación por el océano Antártico, lo que implicaba un aumento de los riesgos para la seguridad.

    Los regatistas pedían más velocidad en nombre del progreso, siguiendo una tendencia que era evidente desde hacía tiempo. En palabras de Geake: "En el interior del barco, la obsesión por ahorrar peso hacía que todo fuese cada vez más espartano. Ni había mamparos ni mesa. En el Steinlager no había calefactor. Además, decidimos llevar el mínimo de ropa. Para el océano Antártico, eso significaba llevar los calcetines que llevabas al subir a bordo y un único par más”.

    Etapa 6: Fort Lauderdale - Southampton.

    Sólo se habían disputado 12 horas de la última etapa cuando comenzaron a sonar las primeras alarmas. Herve Jan del Gatorade informó de la ruptura de una cruceta que les hizo regresar a Jacksonville para hacer reparaciones. Unas horas más tarde, el Rothmans se dirigió a tierra y tuvo que recurrir a dos aviones privados Learjet para que trajesen las piezas necesarias para reparar un obenque roto. Los retrasos echaron al traste cualquier esperanza que pudiera albergar Smith de lograr una victoria in extremis ante su público.

    El cuarto día, el Steinlager 2 sufrió unos problemas que, por increíble que parezca, pudieron costarle la regata en la última etapa. Uno de los cadenotes que sostiene el palo mayor y los obenques del palo de mesana cedió, lo que obligó al caña Brad Butterworth a realizar una trasluchada de emergencia para salvar el aparejo. Sin embargo, Blake estaba decidido a continuar aunque el mástil corría peligro de caer, y la tripulación pasó la noche entera trabajando para afianzarlo y poder navegar a toda vela hasta la meta. Por otra parte, nadie se enteró de las dificultades que sufría porque el patrón se negó a informar de lo sucedido. Era consciente de que, en ese caso, Dalton forzaría la marcha.

    El Maiden también tuvo dificultades, ya que en primera instancia colisionó con una ballena y luego una tromba de agua hizo que el barco diese un giro de 360º. Mientras tanto, la parte superior del palo mayor del Satquote se desprendió. Por si todo esto fuera poco, el NCB Ireland rompió una burda y el Merit perdió buena parte de sus opciones por culpa de un herraje del mástil que cedió. Más que una regata, parecía una batalla naval después de 32.000 millas náuticas de continuo castigo.

    Durante las últimas jornadas de la regata, hubo otra pauta que se repitió. A cuatro días de la meta, las tripulaciones de los dos barcos neozelandeses alcanzaban a verse y, justo antes de Lands End, comenzó el match-racing entre las dos embarcaciones. A la altura de la península de Lizard sólo los separaban tres esloras, aunque el que iba en cabeza era el Steinlager 2. Una vez más, Blake suspendió el sistema de guardias y se puso sus calcetines de la suerte.

    Sowry y Quilter escribieron: “La última noche en el mar, todo el mundo iba sentado con las piernas colgando por la borda para buscar el máximo posible de velocidad. La táctica funcionó, y los chicos del F&P no recortaban la distancia. De hecho, les aumentamos la ventaja. Durante las últimas 20 millas, y viendo que teníamos la marea a favor, comenzamos a relajarnos un poco a sabiendas de que no lograrían alcanzarnos”.

    No lo lograron. Dalton arribó a Southampton con 36 minutos de retraso. Seis victorias en seis etapas coronaron a Blake como ganador de la División A, lo que suponía su primera victoria final en cinco intentos. Esta edición de la regata la recordará igual de bien la tripulación de Dalton, ya que llegó a 90 minutos de sus rivales en cuatro de las seis etapas.

    Blake recibió la Orden del Imperio Británico por sus méritos en el deporte de la vela y se retiró de la Whitbread para ocuparse de otros menesteres. También se reconocieron los logros de Tracy Edwards, que recibió el nombramiento de miembro de la Orden del Imperio Británico en la Lista de Honores de Año Nuevo. Edwards ocupó la segunda posición de la División D. El Rothmans de Lawrie Smith se quedó sin podio en la División A y tuvo que conformarse con la cuarta plaza. Pese a todo lo sucedido, tan sólo dos barcos no lograron completar el recorrido: el Martella y el Rucanor.
    La Whitbread se había convertido en la regata oceánica más prestigiosa del mundo.

    Volvo Ocean Race
    Quinta edición, 1989-1990
    Clasificación general final
    posición/barco/patrón/pais/tiempo

    1.- Steinlager 2 / Peter Blake / Nueva Zelanda / 128d 9h
    2.- Fisher & Paykel / Grant Dalton / Nueva Zelanda / 129d 21h
    3.- Merit / Pierre Fehlmann / Suiza / 130d 10h
    4.- Rothmans / Lawrie Smith / INglaterra / 131d 4h
    5.- The Card / Roger Nilson & Ann Lippens /Suecia / 135d 7h
    6.- Charles Jourdan / Alain Gabbay / FRancia / 136d 15h
    7.- Fortuna Extra Lights / Javier de la Gándara, Jan Santana & José Luis Doreste / España / 137d 8h
    8.- Gatorade / Giorgio Falck & Hervé Jan Preire Sicouin / Italia / 138d 14h
    9.- Union Bank of Finland / Ludde Ingvall / Finlandia / 138d 16h
    10.- Belmont Finland II / Harry Harkimo / Finlandia / 139d 4h
    11.- Fazisi / Alexi Grischenko, Skip Novak & Valeri Alekseyev / Rusia / 139d
    12.- NCB Ireland / Joe English / Irlanda / 139d 19h
    13.- British Satquote Defender / Frank Esson & Colin Watkins / Inglaterra / 143d 12h
    14.- Equity & Law II / Dirk Nauta / Holanda / 148d 23h
    15.- Liverpool Enterprise / Bob Salmon / Inglaterra / 151d 4h
    16.- Creighton's Naturally / John Chittendon / Inglatera / 162d 6h
    17.- Esprit de Liberté / Patrick Tabarly / Francia / 164d 21h
    18.- Maiden / Tracy Edwards / Inglaterra / 167d 3h
    19.- Schlussel von Bremen / Rolf Renken, Ham Müeller-Röhlok, Jochen Orgelmann, Wilhelm-Otto Beck & Peter Weidner / Alemania / 167d 19h
    20.- With Integrity / Andy Coghill / Inglaterra / 170d 16h
    21.- La Poste / Daniel Mallé / Francia / 181d 22h
    Rucanor Sport / Bruno Dubois / Bélgica / DNF
    Martela OF / Markku Wilkeri / Finlandia / DNF


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    Predeterminado 'Fortuna Extra Lights', nuevo intento español en la Whitbread 1989/1990

    El 'Fortuna Extra Ligths' fue el primer velero en superar las 400 millas en 24 horas.

    España estuvo presente en la quinta edición de la Whitbread Round the World Race con el Fortuna Extra Lights, un barco de 76 pies sloop, diseñado por Javier Visiers y construido en los astilleros Mefasa, en San Juan de Nieva (Asturias). El barco estaba pensado para aprovechar al máximo los vientos portantes fuertes y duros que dominan en la mayoría de las etapas del hemisferio Sur, bajo el paralelo 40º. Se trataba de un velero de 23,55 metros de eslora, muy manejable, construido con fibra de carbono y una estructura conocida como nido de abeja (parecido a las paredes de una colmena), muy resistente y ligero, lo que permitía que los costados del barco, de sólo 50 milímetros de grosor, aguantasen la acometida de las olas más violentas. Pesaba casi la mitad que su predecesor, el Fortuna Lights pero tenía 5 metros más de eslora.

    Mientras otros equipos optaron por aparejar sus barcos en Ketch, el Fortuna EXtra Lights se aparejó en sloop, disponiendo un mástil con 3 pisos de crucetas y jumpers, doble burda, baby y back stay para sostener el aparejo fraccionado. El casco, cubierta y timón se construyeron con materiales composites de última generación como el carbono, kevlar, epoxy y nomex. La cubierta y la maniobra son de corte clásico y robusto, con la botavara de aluminio y los tangones en carbono. La jarcia era Cobalto con recorrido discontinuo.

    En el extremo de popa de la bañera central, tenía 5 winches y una batería de stoppers que ayudaban a regular, drizas, amantillos y altura de tangon, contra, pajarin y cuninghan de mayor. En la bañera central tenía 3 coffees para accionar los 4 winches de escotas de las velas de proa y de escota de mayor. Dos grandes winches en los laterales de la bañera regulaban la barra de la escota. La escota de la vela mayor era de cable galvanizado de 20 mm. de diámetro, en su parte final empatada a un cabo para no dañar las manos; al igual que las brazas de spi, las escotas de génova o las drizas. En el interior, la proa estaba totalmente despejada y únicamente contaba con 2 cámaras de colisión. A popa estaba ubicado el baño con ducha de agua caliente. En la zona central estaba instalado el motor y el generador. En la cocina había un generador y un microondas además de contar con una potabilizadora. En los pasillos estában ubicadas las literas y casi en popa la mesa de navegación. Las 27 velas del maxi, diseñadas por Toni Tió, habían sido fabricadas para planear sobre las olas con fuertes vientos. Todo, absolutamente todo, estaba pensado para navegar más deprisa.

    Nombres como Jan Santana, Javier de la Gándara o José Luis Doreste, el campeón olímpico de la clase finn en Seúl 1988, patrón junto con los dos primeros, y que también ejercía como médico, eran una garantía para un buen resultado. Fue la primera vez que Doreste, especialista en regatas de vela ligera, participaba en una prueba de esta envergadura. El coste total de la aventura en la que estaban inmersos Santana y los otros 19 seleccionados -la tripulación del Fortuna era de 13 en cada etapa, y se relevaban a lo largo de los nueve meses- era de 400 millones de pesetas, sensiblemente inferior al presupuesto de otros equipos. Otro proyecto español luchó por estar en la línea de salida, el Hispaniola, de Jordi Brufau, pero finalmente no pudo ser, entre otras cosas, por falta de patrocinador.

    Una brillante actuación española.

    Más de 7.700 millas era el recorrido de la segunda etapa de la Whitbread Round the World Race 1989 - 1990 que partía del puerto uruguayo de Punta del Este y finalizaba en Fremantle (Australia). Un total de 23 barcos se lanzaron a la aventura del 'gran sur'. No hay límites al sur, no hay puertas de hielo, y en la mente de muchas tripulaciones estaba batir las “400 millas en 24 horas”. Como dato curioso, señalar que el numero de vela del barco neozelandés 'Fisher and Paykel'era el KZ 400.

    El camino más corto entre Punta del Este y Fremantle pasa sobre la Antártida, así que los más aguerridos, entre los que se encontraban el 'Fisher and Paykel' de Grant Dalton, el 'Steinlager 2' de Peter Blake, el 'Fortuna Extra Ligths' de Javier Gándara o el 'Rothmans' de Lawrie Smith, se lanzaron a hacia los 50º Sur.

    Y el 'Fortuna Extra Lights' iba a ser uno de los grandes protagonistas de esta segunda etapa. El maxi español conseguiría batir hasta en tres ocasiones el récord de navegación en 24 horas, hasta establecerlo en 407.3 millas. La tripulación del barco vivió también momentos de mucha tensión cuando el 10 de noviembre Jordi Doménech cayó a las frías aguas del Índico Sur. La temperatura era solo de un grado sobre cero. Doménech, tras 16 minutos de auténtica zozobra, pudo ser “milagrosamente” rescatado. Después, el español no quiso tentar a la suerte y decidió volver a casa.



    La tripulación española del 'Fortuna Extra Lights' estaba compuesta por 15 hombres dispuestos a hacer historia: Jan Santana, Javier de la Gandara, José Luís Doreste, Joan Vila, Miguel López Piqueras, Héctor López Piqueras, Fernando Muñoz, Jordi Doménech, José Eloy, Guillermo Altadill, Iñaki Castañar, Juan José Fernández, Santiago Portillo, Rafael Tibau, Quino Quiroga, Gerard Pares, Pelayo López y Javier Visiers. Formaban 2 guardias de 5 quedando libre patrón, navegante y cocinero.

    El 'Fortuna Extra Ligths' fue el primer velero en superar las 400 millas en 24 horas y liderar la flota.

    Durante la segunda etapa de esta regata, la tripulación del velero español se lanzo a por los vientos del sur desde Punta del Este, pero no a los de los cuarenta rugientes, sino a por los cincuenta aullantes, unas latitudes que alcanzaron tras la primera semana de navegación.Desde que se establecieron sobre los 50º Sur no lo abandonaron hasta el paso de las islas Kerguelen en el océano Índico. Recorriendo unas 3.250 millas sobre esta ruta austral, el 'Fortuna Extra Ligths' estableció varios récords de velocidad a vela, hasta superar las 400 millas.


    El primer 'vuelo' de la tripulación española fue el 7 de noviembre de 1989. Fuertes chubascos, mar arbolada, rachas superiores a los 50 nudos y los “cañas” manejaban con maestría las 23 toneladas de desplazamiento de este monocasco. La corredera subía de velocidad, seguía subiendo, y se logra el primer récord de 24 horas al recorrer 383 millas náuticas en las frías aguas del Atlántico Sur.

    El 'Fortuna Extra Ligths' sigue planeando entre icebergs a más de 25 nudos con vientos superiores a los 50 nudos de intensidad sobre el paralelo 50º Sur, clavando la proa en más de una ocasión, pero remontando barcos hasta la tercera posición. Es cuando Peter Blake, patrón del 'Steinlager 2' lo bautiza con el nombre de 'Flying Fortuna'. El 9 de noviembre de 1989, vuelven a establecer un nuevo récord de 24 horas, al alcanzar las 397 millas en la última singladura.

    Bajo este seudónimo de 'Flying Fortuna', la tripulación sigue apretando el ritmo del 78 pies, no bajando de los 21 nudos de velocidad y es cuando, a las 06:00 horas del 17 de noviembre de 1989, el navegante Joan Vila abre la escotilla de popa y dice: “Hemos vuelto a batir el récord de 24 horas al recorrer 407.3 millas, y nos hemos puesto primeros de toda la flota”... Este es el tercer récord del 'Fortuna Extra Ligths'.


    Las tripulaciones del 'Fortuna Extra Lights' y del 'Fisher & Paykel', comandadas por Javier de la Gándara y Grant Dalton respectivamente, mantenían un extraordinario duelo por el liderato de la segunda etapa de la regata. El 'Fortuna Extra Lights', lideraba la flota tras la espectacular remontada hasta que sufría la rotura de un obenque. El barco español aflojó el ritmo para poder reparar la avería y, tras varias horas de trabajo, pudieron reanudar la marcha pero sin poder evitar que el 'Fisher & Paykel' los adelantara, arrebatándoles el liderato.

    Caída al agua de Jordi Domenech.

    La Organización de la Whitbread había dejado muy claro que aquel tripulante que no se recuperase de la mar implicaba automáticamente la descalificación de la regata. Una máxima que pretendía zanjar las pérdidas de tripulantes sucedidas en anteriores ediciones de la vuelta al mundo. Esta nueva regla implicaba que a bordo de los barcos se instalase un sistema de radio-baliza personal con el objeto de que si un tripulante caía al agua y la activaba, a bordo del velero recibían la señal que emitía pudiendo así localizar al 'hombre al agua'. Pero hay que decir que esta tecnología era muy costosa por lo que solo un velero instaló la instaló a bordo... Fue a bordo del 'Fortuna Extra Ligths'.

    El 19 de noviembre, desde a bordo se daban a conocer los nombres de los dos tripulantes del 'Fortuna Extra Lights' accidentados en esos días. Eran Jordi Doménech, que cayó a las aguas del Indico Sur y que pudo ser rescatado, y Quino Quiroga, que sufrió la fractura de una clavícula.

    El 10 de noviembre de 1989 a las 7 de la mañana, el 'Fortuna Extra Lights' navegaba con vientos superiores a los 30 nudos por el paralelo 50º Sur y la tripulación estaba en cubierta para hacer un cambio de spi simétrico entre chubascos cuando, de repente, una escota golpea a Domenech y lo lanza a las heladas aguas del Índico Sur...

    “Fue la escota, me dio justo en la cara, entonces caí al agua. Enseguida disparé la radio baliza personal, saltando la alarma a bordo. No perdí el barco en ningún momento de vista. Hinche el chaleco salvavidas, sino me hundiría. Al cabo de 16 minutos me encontraron, me rescataron, y aquí estoy, comento Jordi Domenech al llegar al puerto australiano de Fremantle, final de la segunda etapa de la Whitbread 89-90.

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