Volvo Ocean Race, Quinta edición, 1989-1990 (I)

Southampton - Punta del Este - Fremantle - Auckland - Punta del Este – Fort Lauderdale - Southampton
Ganador División A: Steinlager 2

Ganador División C: Equity & Law II
Ganador División D: L’Esprit de Liberté
División Crucero: Creighton’s Naturally

Para la regata de 1989-90, la organización completó el reglamento y se introdujeron una serie de importantes cambios. Ciudad del Cabo se eliminó del circuito debido a la presión política y los 23 integrantes de la flota se dirigieron a la localidad uruguaya de Punta del Este, que ya había sido una escala muy popular en 1985. De hecho, la regata pasó por allí dos veces como salida y meta de las etapas del Antártico. Además, se añadieron las escalas de Fremantle (Australia) y Fort Lauderdale (EEUU), con lo que el recorrido total pasó a tener 5.000 millas más y llegó a las 32.000 millas.

Rothmans

El cambio del sistema de hándicap por una estructura de premios con cuatro clases diferentes provocó una pérdida de interés por parte de los barcos más pequeños, pero al mismo tiempo una proliferación de los maxis. Entre los barcos participantes estaba el ganador de 1985, esta vez con el nombre de L’Esprit de Liberté, patroneado por Patrick Tabarly, el hermano de Eric. Por otra parte Tracy Edwards, la cocinera del Atlantic Privateer en 1985, vendió su casa para ayudar a pagar el viejo 18 metros de Pierre Fehlmann, el Disque d’Or III, y reunió una tripulación exclusivamente femenina para competir en la regata.

Edwards se las vio y se las deseó para convencer a un patrocinador, pero, en el último suspiro, un antiguo contacto con el rey de Jordania le consiguió un contrato valorado en 800.000 libras con Royal Jordanian Airlines. El proyecto pasó a llamarse Maiden y Edwards exhibió muchísima astucia y coraje para tratar de mejorar el perfil de su campaña. Entre otras actividades, invitó a la Duquesa de York para que bautizase el barco. A pesar de la publicidad, muchos dudaban de que lograsen completar la regata y menos aún cosechar resultados decentes. Edwards les demostró a todos lo equivocados que estaban.


Peter Blake competía por quinta vez, en esta ocasión a bordo de un nuevo ketch llamado Steinlager 2. Su jefe de guardia de la regata anterior, Grant Dalton, obtuvo fondos de la marca de electrodomésticos Fisher & Paykel para financiar su propia campaña: un maxi a estrenar y una tripulación de lujo. Esto aportó una dimensión muy interesante a la regata, ya que tanto Blake como Dalton pasaron a ser favoritos para la victoria final. Pese a que abundaban las anécdotas sobre su enconada rivalidad, la mayor parte se quedaron en rumores infundados, porque los dos regatistas eran buenos amigos fuera del agua.

El medallista olímpico británico Lawrie Smith, miembro de la tripulación del Drum en 1985, tuvo la suerte de obtener un presupuesto extraordinario de la tabaquera Rothmans para un maxi, pero tanto la construcción del barco como la designación de Smith llegaron con retraso. Antes incluso de la salida, todo el mundo sabía que el Rothmans era más lento que sus rivales neozelandeses.

Pierre Fehlmann también tanteó el mercado de las tabaqueras y su maxi, bien financiado por Merit, empezó a contarse entre los favoritos. Por su parte, Roger Nilson, que seguiría compitiendo en esta regata 20 años después, se disponía a iniciar su tercera participación, esta vez a cargo del maxi The Card.

Nuevo intento español.

España estuvo presente en la prueba con el Fortuna Extra Lights, diseñado por Javier Visiers. El barco había sido pensado para aprovechar al máximo los vientos fuertes y duros que dominan en la mayoría de las etapas del hemisferio Sur, bajo el paralelo 40º. Se trataba de un velero de 23,55 metros de eslora, muy manejable, construido con fibra de carbono y una estructura conocida como nido de abeja (parecido a las paredes de una colmena), muy resistente y ligero, permitía que los costados del barco, de sólo 50 milímetros de grosor, aguantasen la acometida de las olas más violentas. Las 27 velas del maxi habían sido fabricadas para planear sobre las olas con fuertes vientos. Todo, absolutamente todo, estaba pensado para navegar más deprisa.

Fortuna Extra Lights

La tripulación española del Fortuna Extra Lights estaba compuesta por 15 hombres dispuestos a hacer historia: Jan Santana, Javier de la Gandara, José Luís Doreste, Joan Vila, Miguel López Piqueras, Héctor López Piqueras, Fernando Muñoz, Jordi Doménech, José Eloy, Guillermo Altadill, Iñaki Castañar, Juan José Fernández, Santiago Portillo, Rafael Tibau, Quino Quiroga, Gerard Pares, Pelayo López y Javier Visiers. Formaban 2 guardias de 5 quedando libre patrón, navegante y cocinero.


Etapa 1: Southampton - Punta del Este.


Southampton sustituyó a Portsmouth como puerto de salida y meta. Alrededor de 4.000 embarcaciones, con unos 50.000 espectadores a bordo, se dieron cita en el estrecho de Solent para ver la salida. El Steinlager 2 fue el gran protagonista del espectáculo, ya que se adelantó a todos y gozaba de una ventaja de 16 millas al caer la tarde.

El Steinlager 2 alcanzaba velocidades asombrosas y, con la inestimable ayuda del viento, la tripulación de Blake estableció una nueva plusmarca al recorrer 343 millas náuticas en 24 horas. El Fisher & Paykel también navegaba a buena velocidad, pero seis días antes de la meta bajaron el ritmo sin explicación alguna. Arribaron a Punta del Este sin el palo de mesana, aunque Dalton no quiso contarle a nadie lo que había sucedido.

No extrañó a nadie que el Steinlager ganase la etapa en la División A, aventajando en 12 horas al Merit y en 30 horas al Fisher & Paykel. La etapa, con una duración estimada de 30 días, se recorrió en una semana menos. El Rothmans acabó cuarto con una grieta en la cubierta y Smith, visiblemente irritado por el éxito de los neozelandeses, se cebó con ellos en la prensa y levantó algunas ampollas.

“Smith nos llamó tramposos en la prensa británica, afirmando que nadie había visto el barco de Blake fuera del agua”, escribieron dos de los tripulantes del Steinlager 2, Glen Sowry y Mike Quilter, en su libro Big Red. “No sabemos qué esperaba que hubiese en nuestra quilla. Al mirar atrás, lo que probablemente trató de hacer Smith fue desestabilizarnos, aunque lo único que consiguió con su acusación fue que nos empeñásemos todavía más en ganarle".

El ambiente de deportividad y caballerosidad de los viejos tiempos había pasado a mejor vida junto con los cócteles nocturnos. A partir de ahora, iba a prevalecer la cultura del profesionalismo, la presión y la competitividad feroz.

La primera víctima de esa intensa presión fue Alexei Grischenko, copatrón del Fazisi ruso. No le gustó la experiencia de la primera etapa e informó a la dirección de que regresaba a casa para luego volver a incorporarse en Fremantle. Sin embargo, unos días después de la llegada a puerto, desapareció. Su tripulación empezó a preocuparse al ver que no regresaba al barco pasadas 24 horas y el copatrón estadounidense Skip Novak avisó a los jueces de la regata, que a su vez alertaron a la policía. Grischenko se había suicidado.

Fue un momento espantoso para todos, con la complicación añadida de no entender qué le había llevado a un final tan trágico. “No sabíamos por qué se había suicidado, pero podíamos suponer que ciertos factores, como las presiones del proyecto, el proceso de construcción en Georgia, que fue apresurado y a veces confuso, la sensación de pánico que vivió en Inglaterra por no hablar ni una palabra de inglés y la larga separación de su joven familia, debieron contribuir a su enfermedad. Tenía pensado volver a Kiev y, seguramente, se veía a sí mismo como un fracasado”, relató Novak en su libro Fazisi, the Joint Venture.

Etapa 2: Punta del Este - Fremantle.

Las tripulaciones vivieron otra tragedia en Punta del Este, ya que Janne Gustavsson, uno de los miembros de la tripulación del maxi The Card, sufrió un accidente de moto y falleció.

Hubo otra serie de circunstancias desafortunadas que no ayudaron a mejorar el ambiente. Smith volvió a convertirse en el malo de la película, al llevarse a su Rothmans a Gordon Maguire y Henri Hiddes del NCB Ireland; el director de proyecto del L’Esprit de Liberté se fugó con 100.000 libras y los pasaportes de los tripulantes; y Frank Esson, el patrón del British Satquote Defender, fue despedido. Pese a todo lo que estaba sucediendo, contra todo pronóstico y para alegría de todos, el Fazisi se unió al resto de la flota en la línea de salida de la segunda etapa.

Una vez más, todas las miradas se centraban en los cuatro grandes maxis que copaban las primeras posiciones, mientras decidían cuál sería la mejor ruta para llegar a Australia Occidental. El Merit, el Rothmans y el Fisher & Paykel optaron por una ruta más meridional, adentrándose en aguas infestadas de icebergs, pero cogieron viento y lograron una ventaja de 100 millas sobre la embarcación de Blake.

Charles Jourdan

A bordo del Creighton’s Naturally, un violento golpe de mar lanzó por la borda a Bart van den y a Tony Phillips, el primo del Capitán Mark Phillips, por entonces casado con la princesa Ana de Inglaterra. Eran las tres de la madrugada en un mar embravecido, y pese a que los dos regatistas iban equipados con chalecos salvavidas, bengalas y radiobalizas personales, tardaron más de 45 minutos en rescatarles.

El patrón John Chittenden recordaría más tarde: “El primer hombre, Bart van den Dwey, fue rescatado y reanimado. Tony Phillips fue rescatado y se le intentó reanimar durante tres horas sin éxito. El chaleco salvavidas de Bart estaba hinchado, pero el de Tony Phillips no. Se golpeó con un candelero, cayó por la borda y es poco probable que estuviese consciente al impactar contra el agua”. Tony Phillips recibió sepultura en el mar.

En total, siete regatistas cayeron por la borda durante la segunda etapa. Sobrevivieron todos menos Phillips, lo que demuestra el aumento del profesionalismo entre las tripulaciones, que una vez más tuvieron que emplearse a fondo para soportar la paliza a la que les sometió el océano Antártico.

Bien fuera el tangón, un mástil, un brazo o una pierna, el caso es que hubo fracturas por doquier y la situación no se calmó hasta que llegaron a las islas Kerguelen. Eso sí, no sin que antes cayese la plusmarca mundial de navegación en 24 horas, que pasó a ser del Fortuna Extra Lights con 407.3 millas. El barco español lideraba la flota tras la espectacular remontada hasta que sufría la rotura de un obenque. No les quedó otra opción que aflojar el ritmo para poder reparar la avería y, tras varias horas de trabajo, pudieron reanudar la marcha pero sin poder evitar que el ‘Fisher & Paykel’ los adelantara, arrebatándoles el liderato. La segunda etapa, que finalizaba en Fremantle, se la disputarían en encarnizada batalla los cuatro grandes: Fisher & Paykel, Steinlager 2, Merit y Rothmans.

Blake fue el primero en cruzar la línea de meta, con 90 minutos de ventaja sobre sus perseguidores. A continuación, el Rothmans y el Merit protagonizaron un espectacular duelo por la segunda posición, en el que se impuso el Rothmans por 28 segundos tras una singladura de 27 días. Una semana después, el Maiden de Edwards cruzó la línea en primera posición de la División D, lo que suponía el mejor resultado cosechado por un barco británico en la Whitbread en 12 años.

Esta etapa se consideró la más dura de las cinco regatas disputadas hasta la fecha.

Etapa 3: Fremantle - Auckland.

Tras unos días de calor inusuales para esa época del año en Australia, los regatistas volvieron a adentrarse en aguas turbulentas. Un fortísimo temporal con mar arbolada fue el marco de una incómoda Navidad en el mar, aunque algunas de las tripulaciones no quisieron renunciar a los adornos y el champán. No fue el caso de la del Steinlager 2, que tenían tantas ganas de convertirse en el primer barco neozelandés que llegaba a Auckland que prescindieron de todos los lujos navideños, como los regalos y los alimentos frescos, con el fin de ahorrar peso.

Fisher & Paykel

Pasado el mar de Tasmania, la fuerza del viento se calmó, pero la competencia entre los maxis siguió siendo igual de feroz que siempre. Cada informe de posición suponía un cambio en la clasificación. A 245 millas de la meta, sólo había nueve millas de distancia entre los tres primeros barcos. El Steinlager 2 aventajaba al Fisher & Paykel en cuatro millas, mientras que el Rothmans era tercero y el Merit cuarto con solo 11 millas de diferencia. En la retaguardia, el Charles Jourdan fracasó por completo al colisionar contra una ballena. El impacto dejó un agujero de tres metros en el casco, pero por suerte estaba por encima de la línea de flotación, así que la tripulación francesa trabajó para arreglarlo y siguió adelante. Por casualidades de las regatas, el Union Bank of Finland también chocó contra una ballena.

Grant Dalton apagó sus luces de navegación después de rodear el Cabo Norte y recibió una buena reprimenda por radio de Blake, con el reglamento en la mano. Mientras tanto, Blake llamó a sus 15 tripulantes a cubierta y buscó una emisora de radio local para hacerse una idea de las condiciones meteorológicas de la zona. Esta iniciativa acabó siendo muy valiosa, ya que propició un cambio en el velamen que le permitió superar con toda tranquilidad una violenta borrasca con vientos de 40 nudos. Dalton, que seguía enarbolando el spinnaker, perdió un tiempo precioso en el cambio de configuración y permitió que su rival aumentase su ventaja a una milla. No hizo falta más. El Steinlager 2 disfrutó de los espectaculares paisajes de Auckland y se impuso en la línea de meta con menos de seis minutos de diferencia sobre el Fisher & Paykel para ganar la tercera etapa consecutiva en la División A.

Fue el primer barco neozelandés que ganaba la etapa de Auckland, y la celebración fue impresionante. La alegría fue similar cuando el Maiden llegó a puerto tres días más tarde para conquistar su segunda etapa en la División D. Aunque era la una de la madrugada, cerca de 14.000 personas se congregaron junto al muelle. “No pensaba que podríamos ganar la tercera etapa”, escribió Edwards en su autobiografía, Living Every Second. “Aquí fue cuando empecé a soñar con ganar la regata. Nuestra ventaja en la División D había aumentado hasta casi 18 horas. Ni siquiera el Steinlager 2, el líder de los maxis, gozaba de una ventaja tan considerable”.

...Continuará....

Saludos y buenos vientos