Nadal, campeón en Acapulco a lo grande
El español supera a Fritz en la final (6-3 y 6-2) para estrenar palmarés en 2020 y lleva ya 85 trofeos en su carrera


Recién estrenado marzo, llega la primera alegría de Rafael Nadal en este 2020, campeón en Acapulco después de una semana volcánica a orillas del Pacífico. El español, sólido y directo, exhibió igualmente su superioridad en la final ante Taylor Fritz (6-3 y 6-2 en una hora y 14 minutos), otro jovenzuelo (22 años) que asumió la realidad. Pasan los años y en el tenis siguen mandando los mismos, normal si se tiene en cuenta que nunca se vivirá una época como la de ahora. No habrá otro Nadal, eso seguro.

Hay poco que desgranar de la final, otro partido más en el que Nadal fue demasiado. El español, cuyo estreno de curso dejó alguna sombra porque se pegó una paliza tremenda en el epílogo de 2019 que terminó con el festejo de la Davis, aterrizó en México con los rasguños de la Copa ATP (dos manchas, Goffin y Djokovic) y la derrota ante Dominic Thiem en el Abierto de Australia (cuartos de final), pero se ha mostrado firme y convencido, alentado también por la posibilidad de recuperar el número uno. Lo mantendrá, sin embargo, Novak Djokovic, que defiende la corona después de su título del sábado en Dubái. La lucha continúa, es eterna.

El caso es que en Acapulco se ha visto a un Nadal muy serio, sorteando las escasas dificultades a las que se ha enfrentado y mandando un mensaje a navegantes. Lleva ya 17 años ganando títulos, desde 2004, y en su palmarés ya se cuenta hasta 85, que es una brutalidad. Tres de ellos son de Acapulco, un evento que no consquistaba desde 2013.

A Fritz, directamente, no le dio ninguna opción. El norteamericano, 35 del mundo, es un tenista que tiene sus cosas, todavía a medio hacer y con el único título de Eastbourne (hierba, 2019) en su hoja de ruta. Entregó su saque en el octavo juego de la primera manga y en poco más de una hora se le esfumó el sueño. Con Nadal en este plan, es casi imposible.

El español, que solo concedió una bola de break, mantuvo en el segundo set la misma velocidad de crucero. Ha estado muy bien durante todos estos días desde el fondo de la pista, ha regalado puntos para recordar y garantizar el pinchazo en las webs y, lo mejor de todo, apenas ha habido excesos. Todos sus triunfos han sido en dos sets y, sin ofender, se puede decir que han resultado más sencillos de lo que se podía imaginar.


Como marca la tradición, se puso el sombrero que recibe el campeón de Acapulco y regaló las palabras de rigor a su querida afición mexicana, que le trata de maravilla. «Ha sido una semana inolvidable para mí. El año pasado acabé cansado, fue muy largo, pero quería volver a Acapulco porque me da una sensación de alegría diferente a cualquier otro lugar. Es un magnífico evento, el mejor ATP 500 del mundo», resumió.


El calendario le da ahora unos días de calma antes de llegar a Indian Wells, el primer Masters 1.000 de la temporada. Ahí retomará la pelea con Djokovic, que, visto lo visto, es y seguirá siendo su principal enemigo. El tenis no cambia en 2020.